Lo primero que sería necesario decir, es que como todos sabemos -excepto al parecer los masones-, la psicología niega la validez de la introspección como método para alcanzar un conocimiento objetivo de si mismo.
Es decir, la introspección masónica, como método de conocimiento, es una falacia más de las que utiliza la masonería, pues, nuestra mente aún no nos es accesible. Quizás, porque como decía Anaxágoras, 500 años a.C.: La mente es la más fina y pura de todas las cosas.
Por ello ¿Quién puede analizar la conciencia?.
El método introspectivo que mantiene entre sus principios la masonería, se me asemeja a la imposibilidad de aplicar una herramienta a sí misma y, es tan inútil como tratar de remontarnos del suelo, mediante un tirón de los cordones de nuestros propios zapatos.
Pues bien, los masones siguen proclamando la introspección -a pesar de que este método nació y murió con su creador- y, el viejo discurso de la filosofía moral, para -según ellos- desentrañar las facultades humanas superiores y, alcanzar el socrático "conócete a ti mismo".
Dado que obviamente, con la introspección masónica, no es posible obtener ningún resultado que pudiera calificarse de real ó científico, cuando los "maestros masones" se manifiestan verbalmente o por escrito sobre éste tema, todos ellos utilizan las mismas ó parecidas expresiones metafísicas, para justificar ante los aprendices de la logia, que "la introspección es el método para conocerse a sí mismo".
Sin embargo, no les informan que la introspección fue una teoría, de Guillermo Wundt, según el cual, para que fuera objetiva, debería ser sometida a un control riguroso en el laboratorio y, aún así, conduce a dispares resultados, en función de quien sea el observador, aún cuando se utilice el mismo procedimiento. Insisto, no es posible aplicar una herramienta a sí misma, es necesario que alguien la maneje, y nadie la maneja igual a otro. Algo tan elemental no es posible que siga formando parte del método masónico. ¡Es inaudito!.
Es decir, al aceptar y postular la introspección como válida, los masones continúan preconizando que la mente es un ente independiente del cuerpo físico, siguiendo así las teorías de Descartes, que aceptaba las de Platón.
Como todos sabemos desde hace décadas, la mente no es más que la actividad de la materia del cerebro. Por ello, al ser humano no le es posible reconocer ni explicar -aún- los datos de nuestra percepción interna, como indicadores fehacientes de nuestras ideas y pensamientos.
Por ésa razón, las entidades mentales que defiende la masonería para realizar su introspección, son sólo fantasmas metafísicos, anclados en las creencias idealistas y místicas, muy alejadas de los datos que ofrece la ciencia en el estudio de la mente.
En mi opinión, ése proceder es una prueba más del arcaísmo de la masonería, y al que me he referido en otro lugar de este blog, pues, no reconocen -o no les interesa hacerlo para justificar la vigencia de la doctrina masónica- que la aparición en las primeras décadas del siglo XX , de las denominadas ciencias humanas -psicología, antropología y sociobiología-, han reducido sus especulaciones mentales a simples charlas de café, aunque las desarrollen en sus logias masónicas.
Por ello, quizás la actual masonería, debería actualizarse y, abandonar sus ya antiquísimas premisas ontológicas, pues, la única manera de conocer la condición humana, es decir, nuestros sentimientos, emociones y pensamientos; así como el marco a través del cual miramos al mundo, y aprendemos acerca de nosotros mismos, ha de ser investigando nuestras bases biológicas, en los campos de las neurociencias, la sociobiología y la psicología evolucionista.
He ahí el motivo por el que considero dañino el mensaje masónico, ya que su deliberado inmovilismo en el pasado que la vió nacer, posibilita en la actualidad la desinformación y la tergiversación, en las creencias de muchos de sus afiliados, pues, siguen basándose -para alcanzar su "sabiduría"-, en la teorización especulativa sin base, que los masones continúan imponiendo a sus aprendices recién captados, haciéndolos comulgar con ruedas de molino, tales como que al citado y célebre "conócete a ti mismo", se llega mediante la introspección masónica.
Es evidente, que carecen de razones empíricas y lógicas, para forzar a sus miembros a creer en la existencia y eficacia de la introspección como pilar fundamental para conocerse a sí mismo.
Esa es mi creencia, ya que durante el tiempo que permanecí en la logia masónica, sí escuche constantemente las soflamas que los maestros masones, nos lanzaban a los aprendices y compañeros, sobre la introspección. Sin embargo, nunca me mostraron un laboratorio de psicología en la logia; a pesar de ello, cualquiera de los maestros se consideraba legitimado por su "mandil de maestro masón", para disertar sobre el tema.
Cansado de esas peroratas, hube de manifestar mi creencia de que en nuestros días, la introspección es un método tachado de acientífico por todas las corrientes de la moderna psicología clínica y evolutiva. Obviamente -una vez más- mis comentarios no fueron gratos.
Y como siempre para finalizar, unas "perlas" de la metafísica y retórica masónicas, extraídas de escritos y libros de masones.
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El "secreto" masónico, al que, como algo pintoresco, se refieren peyorativamente algunos profanos, es la expresión del profundo respeto que merece la introspección realizada por cada uno en condiciones psicológicas muy concretas e intransferibles a situaciones de convivencia diferentes.
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Quiero terminar este trazado con la Ley que dice: Para llegar a discernir los principios de la naturaleza y por consecuencia del ser humano, primeramente debes ser conocedor de tu mente y del mundo psicológico.
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Para ello, tendrás que: Agudizar tus sentidos. Abrir tu corazón. Disponer tu entendimiento. Sintonizar con el Infinito. Comulgar con el Universo. De esa manera, se cocinan los más puros sentimientos, se abre el intelecto, la intuición se materializa, se aumenta la percepción y se cristalizan las acciones concretas, las ideas, sentimientos e intenciones concebidas para cumplir el mandato impuesto a todo masón, que es Esparcir la Luz.
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¡Que el guardián interior de nuestro criterio esté constantemente alerta, a la puerta de nuestra conciencia para distinguir y separar el error de la verdad, así como con la criba sagrada se separaban en Eleusis las benéficas semillas alimenticias del trigo, de las tóxicas semillas adormecedoras de la amapola.
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Cómo decía Thomas Paine: "argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica, es como dar medicinas a un hombre muerto".
