sábado, 15 de marzo de 2008

METODO MASÓNICO: "Organizativo".-12ª falacia de la masonería.


Una peculiaridad organizativa de la masonería que conocí, y que ellos justifican en base al escaso número de sus miembros, es la del corto plazo que tienen establecido para la admisión de nuevos afiliados; esa premura por "tener" más miembros y más cuotas mensuales -no lo olvidemos- conlleva una nula escrupulosidad en su selección, que a su vez, es el germen de las continuas deserciones y conflictos, en un circulo vicioso que no quieren o no saben cómo atajar.


Por ello, al no existir ningún tipo de criba, esa laxa política de admisión, que ellos están pretendiendo justificar con criterio de transversalidad, -cualidad que sin embargo no son capaces de administrar- se traduce después en multitud de enfrentamientos que afloran en el transcurso de sus tenidas. Bien es cierto, que si el cedazo fuera más fino, presumiblemente no tendrían nada que cribar.


En España, inmediatamente después de que presentes tu solicitud de admisión, contactarán contigo y no transcurrirán más de dos meses para que seas admitido.


El organigrama organizativo de la masonería (puede visualizarse en alguna página web), está basado -nominalmente, claro- en la separación de poderes, según Charles Louis de Secondat.
 

Sin embargo, constantemente denigran la memoria del Barón de Montesquieu, ya que para acceder al tercer poder masónico (pomposamente denominado Alta Justicia Masónica), es preceptivo conseguir la anuencia del segundo, es decir: colocan al zorro de guardián del gallinero.

Por ello, y como dejó escrito Montesquieu, y la experiencia histórica ha refrendado -desgraciadamente- más de una vez, sólo el poder puede refrenar al poder; cuando no es así, impera el totalitarismo. Ese es el modo de gobierno en la masonería que he conocido.
 
De ahí que su organización interna sea peculiar; de hecho, sólo existe sobre el papel, ya que realmente su jerarquización vertical la hace inviable "de facto" y, por esa poderosa razón defienden a ultranza el sistema estamental de Aprendiz, Compañero y Maestro (más las otras "tropecientas" denominaciones grandilocuentes de los grados masónicos, denominaciones que son esclarecedoras del arcaísmo medieval que añoran los masones).

Querido posible lector, es obvio que con tu experiencia vital ya habrás aprendido, que en todo grupo surgen conflictos entre los individuos que lo componen, motivados por la simple convivencia, así como por las creencias de cada quién y el distinto nivel de mutua aceptación.

Pues bien, en esta organización (al menos en la que conocí de primera mano), esos conflictos que en cualquier otra entidad se solucionan con la prática del diálogo, en ésta siempre se cierran en falso y, de ahí el encadenamiento de conflictos a lo largo del tiempo, pues, cuando carecen de argumentos para un diálogo desde la igualdad intelectual, inmediatamente sacan a relucir los grados masónicos y su tópica y típica cantinela de "cuando llegues a maestro lo entenderás". Así se resuelven las discrepancias en la masonería.

Si aún así, pretendes recurrir a la Alta Justicia Masónica, ha de ser la denominada Cámara de Maestros, la que te debe autorizar dicho recurso -kafkiano-, aún cuando el mismo haya sido motivado por la actuación prepotente, totalitaria y por ello, carente del más mínimo respeto debido a cualquier ser humano, de uno de esos "maestros" que -otra vez kafkiano- componen la citada cámara (en mi opinión, una denominación más ajustada y precisa podría ser la de "camarilla").

Esa camarilla te impide recurrir a la instancia superior y, si pretendes hacerlo directamente, te encuentras con un reglamento cuyos numerosos artículos, son farragosos e incoherentes entre sí cuando pretendes manejarlos con una mínima dosis de lógica.

Aquí se justifica -una vez más- la cita que vengo haciendo de Thomas Paine: "argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica, es como dar medicinas a un hombre muerto".

Si a pesar de todo, te diriges directamente a la repetida Alta Justicia Masónica, la contestación es ya sabida: "dado que Vd. no cuenta con la anuencia de la cámara de maestros masones de su logia, no puede recurrir a ésta instancia"

Obviamente esa incoherencia es premeditada, de ésa manera todos los conflictos -ante la imposibilidad de utilizar ése reglamento- se resuelven mediante la conocidísima "ley del embudo", por lo cual, la Alta Justicia Masónica nunca tiene asuntos que resolver.

En mi opinión, la Justicia es el primero de los valores que ha de estar presente en todos los grupos de seres humanos, y es una de las pocas verdades universales que debemos compartir y respetar. No ocurre así en la masonería (al menos en la que conocí, repito), que la utilizan como escudo y reducto de unos pocos, a los que nada les interesan los valores universales, aún cuando en sus tenidas se les "llene la boca" de propugnarlos, retóricamente, claro.

Con esa praxis, es evidente que ya no tenga vigencia una organización que aún cuando la proclama entre sus fines, no la aplica, ya que previamente hace distinción entre los seres humanos que recurren a ella.

Insisto, esa es la praxis masónica, cómo puedo demostrar documentalmente.

En estas reflexiones, fruto de mis vivencias masónicas, he pretendido -otra cuestión es que lo haya logrado- evidenciar que la masonería es una organización fuertemente estamental, es decir, que para acceder al estamento siguiente, necesitas la aprobación de quienes lo componen -subjetividad elevada al infinito-, de ahí que algunos "aprendices", acepten y asientan a cuanto les piden los maestros masones, para lograr así la aprobación de éstos.

Lamentablemente, en algunas ocasiones, a costa de su propia autoestima, que poco a poco, y según se la demandan, van entregando a los autodenominados "maestros masones", en una espiral que, desde la visión de un ser humano normal y racional, no acabo de comprender, y que desconozco que fin último pretende, ya que abandoné ahí, es decir, cuando percibí que para continuar en la masonería, debería hacer tabla rasa de mi espíritu crítico y de mi autoestima.

Y ahora, unas "perlas de la metafísica y retórica masónica", extraidas de escritos y libros, cuyos autores se declaran masones:
 
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Como espiritual es nuestra institución, igualmente espiritual ha de ser su gobierno: no debe ser un gobierno que ate, sino que "libere, guie e ilumine", en el sendero de la iniciación individual en la Verdad y en la Virtud.
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La espiga que se halla representada también en el cielo, como la estrella más luminosa de la constelación de Virgo, es un símbolo común a todos los Misterios de la antiguedad, y por esta razón, como también por ser la etimologia más directa de la palabra, debe ponerse en primer lugar entre los diferentes sentidos de la Palabra de Pase del Compañero. Además que en los ritos eleusinos, la encontramos, por ejemplo, en los de Isis, de Atil y de Mitra; espigas y amapolas adornan los cabellos de la diosa egipcia, y en la misma religión católica la espiga tiene su papel en la representación simbólica de la eucaristia.

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Considerándose al Gran Maestro como el primero de los Venerables, su autoridad deberá ser especialmente moral, educativa y representativa, con el consiguiente derecho de presidir cualquier asamblea de la Fraternidad, además de convocar y presidir las tenidas de la Gran Logia, de instituir logias de ocasión y de hacer en éstas masones a la vista, es decir, sin necesidad de las pruebas de iniciación, y conferir grados antes que haya transcurrido el tiempo necesario, por petición o con el consentimiento de las respectivas logias a que pertenecen.
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Me autodenomino LIBREPENSADOR, ya que sigo el pensamiento de JOHN STUART MILL, cuando en su libro SOBRE LA LIBERTAD (1859)dice: SI TODA LA ESPECIE HUMANA NO TUVIERA MÁS QUE UNA OPINIÓN, Y SOLO UNA PERSONA TUVIERA LA OPINIÓN CONTRARIA, NO SERÍA MÁS JUSTO EL IMPONER SILENCIO A ESTA SOLA PERSONA, QUE SI ESTA SOLA PERSONA TRATARA DE IMPONÉRSELO A TODA LA HUMANIDAD, SUPONIENDO QUE ESTO FUERA POSIBLE.