miércoles, 23 de enero de 2008

METODO MASONICO: "Unitivo de posiciones ideológicas diversas".-10ª falacia de la masonería.


Esta fotografía la tomé en el campo nazi de exterminio en Auswitch, y en mi opinión, ilustra lo que ocurre cuando alguien se empeña- por la fuerza-, en hacer desaparecer aquello que no le gusta, o que no  conviene a sus intereses.







Según Quentin Skinner, "la libertad no es la ausencia de coerción, sino la
ausencia de dependencia".

La reflexión que esta cita desencadena en mí, me encamina mentalmente -sin pretenderlo-  a lo que realmente ocurre en el interior de las logias, donde el adjetivo UNITIVO es sólo un eufemismo, con el que promueven y consiguen en muchos casos, pensamiento idénticos al de ellos; pues, es el único en el que se sienten cómodos y seguros, es decir, el pensamiento que conduce inevitablemente a su metafísica, con la que no es posible razonar: se cree y punto.

Por sí sola, la enunciación del principio masónico UNITIVO..., ya nos evidencia el rechazo de la masonería a la diversidad.


Como la historia nos demuestra, en cualquier tiempo y lugar, ése patrón de conducta es en el que impera la intolerancia, el dogmatismo, la prepotencia y la falta de respeto, que finalmente confluyen en la sumisión al gurú o al líder de turno. Esa es la filosofía que impregna la doctrina masónica, y que puede "palparse" en sus logias.

De ahí que la teoría de Darwin según la cual, la variación y la diversidad entre los individuos de un grupo, proporciona la base para la competencia, que a su vez genera el progreso y posterior desarrollo de ese grupo, no tenga cabida en la ética masónica, pues su organización estamental rechaza cualquier variación, por mínima que ésta sea.

Ese intencionado inmovilismo es el que les ha conducido inexorablemente a su trasnochada situación actual, en la que ya no tiene vigencia la masonería. Por ello, puede decirse que conscientemente transitan por la senda en la que realmente se sienten cómodos, ese camino es el de: Tradición, Autoridad y Revelación. Que como la experiencia y la historia del ser humano nos dice, son: Tres malas razones para creer en cualquier cosa.

Y aún respetando la licitud de esa postura masónica, sería necesario decir, que como sabemos, las creencias y la fe nos remiten a cuestiones que escapan al dominio de la razón, que constituye la capacidad de pensar. Es decir, la creencia y la fe masónica, entran de lleno en el ámbito de los sentimientos, por tanto, sin la intervención de la racionalidad. Este es el matiz que ocultan cuando proclaman su "método masónico".

Por ello, la ausencia de los valores a los que antes me he referido, convierten a los grados masónicos inferiores (Aprendiz y Compañero respecto al Maestro. Al Maestro masón respecto al Maestro Secreto. A éste respecto al grado 18º, etc. etc.) en simples marionetas.

Es decir, la masoneria se gobierna a si misma mediante el sistema de democracia orgánica, reinventado e instaurado en nuestro pais por el dictador, de triste recuerdo en la vida de nuestro pais.

De ahi mi choque frontal con la logia y en definitiva con la masoneria, ya que en mi opinión, la personalidad individual de cada ser humano, entraña un valor que no debe sacrificarse a las exigencias espúreas de ningún grupo, especialmente cuando descubres que sus presupuestos y proyecto de vida carecen de sentido, pues, se mueven en la esfera de lo metafísico y esotérico.

Esa estrategia de laminar las discrepancias, quizás se deba a que saben que en la uniformidad de creencias "reina la paz de los cementerios".

¡Dado que en su famoso lema figura la "libertad", deberían entender que los hombres tienen la libertad de equivocarse; si equivocarse es no desear comulgar con sus ruedas de molino!.

Por todo ello, cuando detectan que no les es posible influir en el pensamiento de algunos de aquellos, que ellos denominan aprendices y compañeros masones, es el momento en el que comienzan a conjugar el verbo SER.

Es decir, comienzan a definir a esas personas, a las cuales creen que conocen, adjudicándoles etiquetas equívocas, mediante predicados que ellos consideran que les caracterizan, aún cuando sólo las traten cada quince días y sólo durante el tiempo que dura un saludo y el intercambio de algunas frases de cortesía, así como en el transcurso de una comida -en algunas ocasiones-.

Olvidan deliberadamente que la conducta humana es impredictible y, que los factores causales que actúan sobre ella, son infinitamente complejos. Factores que el masonismo adjetiva en su totalidad -su metafísica lo admite-, a diferencia de la ciencia, que los trata separadamente.

Ese proceder viene propiciado por la ética masónica, que separa radicalmente los grados de su organización estamental, "confiriéndole" al grado de maestro, al parecer en el momento de su nombramiento como tal, la capacidad de adquirir en ése instante la "ciencia infusa" que permite conocer la idiosincrasia y la condición humana de los Otros.

Podría pensarse, que esa "ciencia infusa" cuenta entre sus disciplinas a la psicología, la antropología y la sociología, a cuyos conocimientos totales accede el maestro masón, por algún tipo de "gracia" con sólo colocarse el mandil. Ese es el bagaje con el que se permiten definir a quienes no conocen y rechazan el "si bwana".

Y esa es la mejor evidencia de que el masonismo hunde sus raíces en presupuestos anacrónicos, pues, no tienen en consideración la importancia del devenir del tiempo y con él, los cambios que experimenta la sociedad, en la que -desde luego- han aparecido otras organizaciones y disciplinas, que superan a la masonería en todos sus postulados y fines.

Es una obviedad que nuestra sociedad es el resultado de las acciones humanas; por ello y dado que la masonería actual no realiza ningún tipo de acción para influir o modificar ésta sociedad, es la mejor evidencia que me permite calificarla como un anacronismo.

Ese anacronismo sería lícito y respetable, siempre y cuando en su mensaje así lo explicitaran y, quizás no tan respetable cuando retóricamente lo camuflan, a sabiendas de que el pensamiento o filosofía masónica actual, no es compatible con nuestro tiempo.

En sus soflamas, repiten machaconamente que en las tenidas está prohibido hablar de política o religión; sin embargo, en el día a día su transversalidad es ingobernable. De ahí que las deserciones y escisiones que he conocido, hayan sido en todos los casos, motivadas por ésas teóricamente intocables cuestiones.

Es un hecho constatado que algunos de los que abandonan las logias, en muchos casos suelen reunirse de nuevo, según afinidades ideológicas o de creencias.

Esa realidad invalida su principio de UNITIVO..., y evidencia que ése principio es sólo retórico y, según mi experiencia masónica, no ha tenido nunca éxito, pues, las diferencias políticas o religiosas, permanecen soterradas en el interior de cada uno de los seres humanos que se acercan a la masonería, hasta que inevitablemente la condición humana, por uno ú otro motivo, las hace estallar; en cuyo momento, desaparece como por ensalmo la tan cacareada fraternidad masónica, y se producen agrias disputas originadas por las diferentes cosmovisiones y las distintas sensibilidades.


A pesar de ello, los nuevos grupos siguen manteniendo el principio retórico de UNITIVO..., por cuyo razón, antes o después se reproducen los conflictos, que llevan de nuevo a otra escisión y a la creación de otra nueva logia. (Entre los masones circula un chiste que dice: Tres masones cuatro obediencias).

En mi opinión, una vez que se han agrupado por afinidades, deberían explicitar éstas, para que aquellos que pretendan ingresar en la masonería, conozcan la idiosincrasia de cada logia y, con esa información previa puedan decidir a qué tipo de logia afiliarse: atea, creyente, de izquierda, de derecha, con proyección pública, intimista, racionalista o esotérica, o alguna otra que se me escapa.

Obviamente, mientras se incuban todas esas divergencias -que suelen desembocar en peleas dialécticas- no se dedican a ningún otro asunto, y dado que sólo se reunen cada quince días, su capacidad operativa para articular cualquier acción que justifique sus postulados, es nula.

Y ahora, unas "perlas masónicas", extraídas de escritos y libros cuyos autores son masones.

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La masonería, como se ha dicho, es una escuela de ejercitación en el trabajo grupal. El trabajo que se realiza en ella, implica la sumisión de toda actitud personalista en bien de la Orden.

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El masón debe aprender a trabajar con unidad de pensamiento, de sentimiento, de ideales y de objetivo, atento a que éste consiste en revelar la cualidad divina en forma grupal.

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No hay iniciación a nivel personal, sino desarrollo de un esquema prefijado a partir de la aceptación de determinadas verdades que han de constituir las únicas herramientas de trabajo. Las alegorías religiosas representan, esencialmente, el acatamiento previo de conceptos sacralizados.

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El ritual masónico es un magnifico instrumento de coordinación. Establece un ritmo y una uniformidad en la tenida que, como el de una pieza musical, tiende a llevar a los participantes a un pensamiento rítmico, orientado al fin específico de estimular la vida grupal.

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Decía Thomas Paine: "argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica, es como dar medicinas a un hombre muerto".


La siguiente fotografía ilustra cómo la masonería pretende su UNITIVO DE POSICIONES IDEOLOGICAS, etc. etc.: Que todos piensen como los "gurús" de cada logia indiquen, transitando el camino que ellos les marquen.




lunes, 14 de enero de 2008

Método masónico: "ESPECULACIÓN SIMBÓLICA".-9ª falacia de la masonería.


Todo el simbolismo masónico, en el que -según afirman los masones- se basa la masonería, está estructurado para extraer conclusiones mediante analogías, método que conforma cuadros mentales tan fascinantes como cada uno desee, ya que dichas conclusiones se deducen de premisas metafísicas.

 
Lo pernicioso de ese "razonamiento" por analogía, es que puede tener profundos efectos psicológicos entre quienes lo adoptan, ya que produce una disociación mental, entre los significados cognoscitivos en la vida cotidiana y, los enunciados del significado por analogía, método éste que el masonismo defiende como verdad necesaria para la transformación espiritual del ser humano.


Esa es la base de la doctrina masónica, que difunden mediante el llamado " método masónico".

 
El significado por analogía, permite la ambigüedad -calculada- que utiliza la masonería, dados los diferentes sentidos que puede tener; según las diferentes personas o grupos de personas (logias), esos significados se refieren a cosas muy distintas, aún cuando todos tienen un elemento común: el esoterismo.

 
En mi opinión, la persona que es propensa a dejarse atrapar por tales "razonamientos" por analogía, hará bien en separar el significado cognoscitivo de los enunciados del significado por analogía.

 
Como desencadenantes de esas analogías, utilizan multitud de símbolos. Los que presiden las logias son:

 
* Biblia y evangelios católicos.
* Candelabro de 7 brazos (objeto sagrado del judaísmo).
* Escuadra y compás.

 
Dado el espacio preeminente que reservan a estos objetos en sus logias, cabría preguntarse: ¿Qué coherencia ofrecen las reflexiones especulativas que puedan extraerse de esa amalgama de símbolos tan dispares?.

 
Algunos de esos símbolos indican, sin lugar a dudas, que la masonería desarrolla parte de su especulación simbólica acudiendo a la filosofía idealista, pues, según sus proclamas, entienden la vida como revelación de un principio espiritual supremo e incorpóreo (obviamente tomado de las distintas religiones).


He ahí su soterrada intencionalidad de convertirse en una religión más, anhelo de muchos de sus actuales miembros.

 
La evidencia de esta afirmación, se manifiesta en las logias, con la continua y machacona apelación en sus rituales de la frase "A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO".

 
Esa entidad a la que recurrentemente  invocan los masones, está representada en todos sus "templos" (el término con el que designan a sus lugares de reunión, es significativo) mediante grandes dibujos del Sol, la Luna y las estrellas, a los que asignan propiedades y significados arbitrarios, que últimamente se esfuerzan en hacer coincidir con el principio antrópico fuerte, según el cual, somos la razón de ser del Cosmos.


Hipótesis cosmológica que ellos -una vez más- adaptan a sus rituales y al corpus metafísico por el que se rigen. Es decir, les venden a los neófitos cómo verdad, lo que sólo es una hipótesis, que ocupa un dudoso lugar de verosimilitud entre otras hipótesis cosmológicas.

 
También, las herramientas de la construcción ocupan un lugar destacado en la simbología masónica, y mediante ellas, pretenden desentrañar la condición humana.

 
El uso de la simbología masónica de las herramientas de la construcción, está basado en la idea de la construcción de un templo -simbólico, claro- que sin embargo, tiene variaciones interpretativas según con los ritos existentes, ritos que son nada más y nada menos que 145, entre los cuales, los más conocidos o utilizados son:

 
Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
Rito Escocés Rectificado.
Rito de York o del Real Arco (masonerías inglesa y norteamericana).
Rito Egipcio.
Rito Francés o Moderno.
Rito de Misraim, Judaico o Egipcio.
Rito de Menfis Oriental.
Rito de Heredom o de Perfección

Cada rito posee sus propios grados masónicos, que oscilan entre 7 y 92.

He ahí porqué la masonería ha de denominar como ESPECULACIÓN SIMBÓLICA su principal función; no podría tener otra, pues, la adjudicación de significados aleatorios podría calificarse de cuasi infinita, al igual que lo son los ritos y los grados.

Un ejemplo: En Internet existen bastantes escritos de un masón israelí de origen chileno, cuyo nombre dice ser León Zeldis Mandel, que sin empacho, también escribe en un librito de enseñanza masónica, lo siguiente.

 
Sin duda, muchas de las tradiciones y símbolos fueron asignados en forma más o menos arbitraria, cuando las logias (inglesas) comenzaron a trabajar por separado.

 
Es decir, a los símbolos que escogieron, les adjudicaron significados tomados de las ideas cosmogónicas, reglas morales y principios éticos de distintas civilizaciones y religiones, que han existido o existen; así como de los mitos y leyendas de esas civilizaciones (Egipto, Judea, Grecia, etc.), además de los inventados por los propios masones en tiempos recientes, como las leyendas de Hiram y de los Hijos de la Viuda.

 
Esa arbitraria selección, es lo más opuesto a una base racional y de sentido común (de ahí los efectos psicológicos a que antes me he referido), que cabría esperar de quienes se dicen herederos de la Ilustración. en mi opinión, esa herencia es sólo a título retórico, ya que la especulación simbólica de la simbología masónica, choca frontalmente con la tradición racionalista de la Ilustración dieciochista.

Por ello, desde hace algún tiempo, el método que utiliza la masonería para mantener la ficción que ella misma ha creado, es el de forzar el simbolismo de las herramientas de los antiguos constructores de catedrales, aplicándolo a la realidad de nuestros días, con lo cual, como no podía ser de otra manera, se produce una evidente disociación, ya que su pretensión de articular un lenguaje simbólico propio del masonismo, choca con la artificialidad y las divagaciones esotéricas que exige su explicación, dado que "si no hay ninguna manera concebible de verificarlo, entonces no tiene ningún significado cognoscitivo".

 
He ahí la evidencia de su inutilidad como "método de conocimiento", a pesar de cuanto dicen las proclamas masónicas.

Por ello, en mi opinión, si la simbología masónica necesita una explicación mayor que la que se supone que proporciona, está en clara contraposición con la ciencia, que siempre explica las cosas más complejas, en términos de interacciones de cosas más simples.

El citado León Zeldis, dice también:

El simbolismo masónico se ha dicho muchas veces, es un camino que lleva a la percepción directa, que podríamos denominar "intuitiva", a diferencia del discurso lógico habitual que sirve de fundamento a la ciencia.


Las sugerencias, ambigüedades y analogías que caracterizan a los símbolos masónicos a veces fácilmente comprensibles, pero muy a menudo ocultas, nos revelan facetas inesperadas de la realidad e incitan al descubrimiento súbito de algo que teníamos delante nuestro, pero de lo cual no habíamos tomado conciencia. Se trata de una revelación instantánea, de la comprensión no verbal, un fenómeno semejante al "satori" del budismo Zen.

 
El anterior ejemplo, podría servir como paradigma del uso y abuso que de la metafísica hace la masonería. También es evidente en dicho texto, que es un remedo de la teoría metafísica de la Iluminación, de San Agustín.

 
En cuanto al sincretismo que antes he mencionado, cito de nuevo al inefable León Zeldis.

 
En su templo, los masones viven en un universo de símbolos. Algunos son de origen cósmico, cómo la bóveda celeste estrellada, el Sol, la Luna..., otros han sido tomados del oficio y herramientas, cómo el compás, la escuadra, la regla, el mazo..., otros vienen de la tradición caballeresca. Cuando hablamos del simbolismo de los números o cifras en la masonería, estamos haciendo referencia al mismo tiempo al "libro", a los "secretos", a las "sefirot" de la Cábala, a las esferas de los cielos, al azul masónico y al Trono del Altísimo.

 
Esa amalgama, como ya he dicho antes, compone un simbolismo forzado que deviene necesariamente en metafísica, lo que les permite desarrollarlo hasta el infinito, con invenciones que rayan en lo grotesco; pues, con ése método, cualquier interpretación por absurda y delirante que llegue a ser, es admitida en masonería.

 
Y ese es el basamento en el que la masonería defiende, que al conocimiento que proporciona su método, se llega por la intuición, y riza el rizo cuando alega que, existen hechos (iniciación masónica) que modifican al ser humano.


Obviamente esos "hechos, sólo los explican mediante la metafísica masónica, "disciplina" ésta con la que no es posible dialogar razonablemente, ya que sus conclusiones tautológicas carecen de sentido.

 
Es una obviedad que la ciencia no es más que una forma de racionalismo, de ahí que cuando en las tenidas se pretenden utilizar conceptos racionales, los "maestros masones" impiden o rehúyen ése diálogo. En esas reuniones sólo se permiten peroratas simbólicas, sin sentido y por ello, en total disonancia con nuestra época.

 
Es decir, el llamado simbolismo masónico y por ende la especulación con la simbología masónica, es sólo un cúmulo de invenciones sin base, intencionadamente ambiguo y arbitrario, en consonancia con su origen y sus objetivos, que no son otros que el mantenimiento de una ficción, refugio de unos pocos que no encuentran sentido en su vida.

Y en relación con la vigencia de la masonería, se me ocurre ahora, después de leer a Ernst Cassirer en su libro "La filosofía de las formas simbólicas", que esa evidente falta de vigencia de la masonería, podría ser debida a que en nuestros días -afortunadamente- florecen las fuerzas intelectuales, éticas y artísticas que conforman el conocimiento que acumula nuestra sociedad. Transcribo el siguiente párrafo del citado libro.

 
El resurgimiento del mito representa una perversión en el conjunto cultural y social de la vida humana, mientras que las fuerzas intelectuales, éticas y artísticas están en pleno vigor, el mito es sojuzgado. Pero una vez que ellas empiezan a debilitarse, el caos comienza nuevamente. El pensamiento mítico empieza a surgir y a pervertir toda la vida cultural y social del hombre.

Thomas Paine dejó escrito que: "argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica, es cómo dar medicinas a un hombre muerto".


 
No sé si podría administrárseles alguna medicina a los autores de las siguientes "perlas masónicas":

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"La masonería aprovecha todas las oportunidades que se le ofrecen para inculcarnos la existencia de inefables misterios tras toda vida y toda naturaleza, para lo cual se vale de los artificios del ritual y de la ceremonia. Ella nos muestra esto, símbolo tras símbolo, ordenándonos que contemplemos los eternos principios que estos representan, de los cuales son mudos testimonios, pues los planes del Divino Arquitecto se desarrollan lentamente por estos principios, trabajando en silencio para ordenar las cosas conforme a la Belleza, la Fuerza y la Sabiduría".
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"Speculere es ver, mirar, así como lo indica su etimología: especular sobre el futuro es llegar a verlo, anticiparlo en nuestra conciencia -ya que en el Reino Absoluto del Ser, origen de toda existencia, todo se halla eternamente presente- y contribuir a manifestarlo. Es una facultad que todo el mundo ejerce más o menos inconscientemente, pero es prerrogativa y privilegio de los Maestros, que se sientan al Oriente de la Realidad, el hacerla perfecta según la perfección interior del Verbo, pues, todos los errores de visión se traducen en imperfecciones de la realización.

miércoles, 2 de enero de 2008

Método masónico: "DINÁMICA DE GRUPOS EN EL INTERIOR DE LAS LOGIAS".-8ª falacia de la masonería.

La única  "dinámica" que conozco, es la que organizan cada 15 días, siendo su desarrollo el siguiente: Se colocan sus mandiles (blancos los de Aprendices y Compañeros, y rojo y blanco los Maestros Masones); se calzan todos guantes blancos y en fila india, entran al "templo" según riguroso orden de menor a mayor categoría estamental, y dentro de éstas de menor a mayor antigüedad. Cada uno se dirige a ocupar el lugar que previamente le ha sido asignado. A la derecha del Venerable Maestro Masón, se sientan los Aprendices masones, en lo que ellos denominan "columna del norte", y a la izquierda los Compañeros masones, en la que llaman "columna del sur".
 

Los que dirigen la reunión comienzan a leer el ritual, contestándoles el resto, mientras otros deambulan por el local encendiendo velas (muchas). A continuación se lee la correspondencia recibida de la Obediencia, (ésta denominación de la alta jerarquía masónica, ya es significativa de por donde van los tiros en ése negocio) y seguidamente se pregunta quienes se quedarán a la comida. Una vez concretada ésta cuestión -la más importante para la mayoría- comienzan a leerse las "planchas trazadas" (escritos en argot masónico), que hayan redactado y entregado con antelación algunos de los asistentes.


En la temática de esos escritos, cabe todo: Simbolismo masónico. Hermetismo. Alquimia. Cábala y también Templarios. Esta última es una tendencia muy en boga, dirigida a demostrar la unión de los templarios con los masones, cuando aquellos fueron disueltos; tendencia esta quizás motivada por la necesidad que tienen de incorporar nuevos mitos (los actuales se les están quedando bastante "sobados"). Esa incorporación de nuevos mitos, es una prerrogativa que admite la metafísica masónica, por su propia e intrínseca naturaleza, que se nutre de leyendas. Y esta de los templarios, parece que tiene cierto predicamento en los últimos tiempos.

 
Todos esos escritos, sea cual fuere su temática, acaban en conclusiones peregrinas y delirantes, que sólo existen en la mente de sus autores, y que sin embargo éstos pretenden endosar como válidas. Lo cierto y verosímil, es que el "conocimiento" que proporcionan todas esas materias, y los sesudos ensayos que de ellas escriben los masones, es idéntico, tanto si es sabido como ignorado.

 
En los días en que no se tienen escritos/planchas nuevas para leer, aparece la figura del "gurú", especie ésta a la que aspiran a pertenecer, algunos "ilustrados maestros masones" de las logias, los cuales, sacan de sus bolsillos, toda la panoplia de escritos que llevan releyendo cada vez que la ocasión se lo permite, venga o no a cuento.

 
Es patético comprobar, cuando los has escuchado más de una vez,   que en cada ocasión extraen de él, conclusiones distintas. Nunca aportan ningún dato mensurable o verificable, por que todo el escrito está redactado según sus propias elucubraciones metafísicas.

 
Actúan así, porque realmente lo que les preocupa, es mantener y reforzar ante los demás su papel de "gurú", cómo "guía y líder de la logia"; ésa posición les permite disponer de un refugio, (la logia) que les sirva de púlpito -como manifiestan a sus íntimos-, donde ser escuchados, para de esa manera sentirse protagonistas e importantes ante quienes les escuchan, aún cuando éste sea un reducido círculo.

 
En todas las logias existen 2 ó 3 ejemplares de dicha especie, a la que suelen pertenecer aquellos a los que su experiencia vital, tanto personal como profesional se ha desarrollado de manera  anodina, por lo que nunca han alcanzado ninguna clase de reconocimiento; de ahí que  arrastren el trauma que en masonería buscan erradicar.


Y porque no tienen nada que decir, excepto los típicos tópicos sobre la "piedra bruta", esos escritos se tornan repetitivos y por ello, soporíferos a fuerza de aplicar el mismo diagnóstico a todas las situaciones vitales.

 
Dado que sus conocimientos son tan "vastos", esos gurús unos días se manifiestan como pseudo-filósofos y, en otras ocasiones como pseudo-científicos, con el agravante de que no se limitan a expresar opiniones, no, manifiestan certezas; eso sí, todas ellas ayunas de racionalidad.

 
Ese "dualismo humanista" -como ellos gustan de calificarlo-, quizás se deba a que desconocen que en nuestros días, la globalización, la fragmentación y la especialización del conocimiento, hace de todo punto imposible que ningún ser humano por sí solo, pueda abarcar la totalidad del conocimiento actual, aún dentro de una misma disciplina.

 
Es decir, los "ilustrados maestros masones" son dignos émulos de esos tertulianos de radio y Tv, que participan en los programas rosa y basura. De todo saben y de todo entienden. ¡Patético!.

 
Mas aún, en esos escritos siempre subyace -además del citado afán de protagonismo-, una clarísima intencionalidad de orientar a los recién afiliados acríticos -que ellos detectan enseguida-, hacia una determinada cosmovisión de la masonería, claro es, la propia de cada "gurú", cuyos afanes pasan por atraerse al mayor número posible de adeptos, dentro de las logias y siempre en detrimento de los otros "gurús".
 

Por otra parte, me es posible demostrar, pues conservo la casi totalidad de planchas leídas durante mi permanencia en la logia, que esos escritos, dados los métodos de reflexión que utilizan, se agostan en sí mismos, además de ser reiterativos y falaces en su originalidad, pues, se copian y "refríen" una y otra vez, con total ausencia de reflexiones originales, dado que se redactan exclusivamente para cumplir con la norma según la cual, cada miembro ha de confeccionar al menos dos planchas, en cada uno de los grados de aprendiz, compañero y maestro.

 
Esa es la obligación, que los "gurús" cumplen ampliamente para tener siempre bien surtida su despensa de planchas, hecho nada difícil, dado el procedimiento que utilizan para redactarlas, pues, se limitan a repetir -con ligeras modificaciones- aquello que otro ya ha dicho, que a su vez lo había copiado de otro anterior. En Internet es posible encontrar muchos ejemplos de ello, visitando páginas de distintas obediencias y logias. En todas se dice lo mismo.
 

Por ésa razón, al finalizar las tenidas, siempre me invadía la percepción de que eran rutinarias por repetitivas y por ello, soporíferas.

 
Cuando para romper esa rutina, presentas algún escrito cuya temática no se ajusta a los tópicos, nunca se dispondrá de tiempo para leerlo "dado lo apretado del orden del día" y, se pospone para "sine die", es decir, para cuando "la cámara de maestros" evalúe su idoneidad. Es decir, desprecian  escuchar a otros, e imponen -en aquel recinto- ser escuchados.

 
Sólo es posible dialogar/discutir/debatir o polemizar entre iguales, de ahí que ésta Dinámica de Grupos, es una monumental falacia masónica, ya que la estricta jerarquización (aprendiz/compañero/maestro), hace imposible ésa dinámica de grupos, pues, los maestros cuando no pueden o no saben como refutar otras posiciones dialécticas, simplemente abortan el debate sacando a colación cualquier simpleza simbólica, y...como son ellos quienes tienen la última palabra...debate finalizado.
 

¡Excelente dinámica de grupos!. Algún tiempo después, me asaltó la duda que expreso ahora: ¿conocen qué significa la dinámica de grupos y cómo funciona?.

 
Obviamente ningún tema nuevo es idóneo para ellos, y vuelven a ser leídas planchas sobre el mazo, el cincel, la escuadra, el compás, etc. etc-., temas que ellos si dominan, siempre con las reflexiones que se han oído "cienes y cienes de veces", como dirían Los Morancos.

 
En la dinámica de grupos que sí son expertos esos "gurús", es en la de utilizar subliminalmente, con el neófito de turno, técnicas para hacerle saber que es acogido en su intimidad, invitándole, de manera casual, claro, a reuniones en su domicilio particular -con meriendas y cenas incluidas- así como a alabarle en público y en privado, y también consultándole asuntos relacionados con la profesión del neófito, para de esa manera, hacerle sentir que es parte del grupo.

 
Otra variante de la dinámica de grupos que suelen ejercitar, es el "ágape fraternal" (comida en argot masónico). La mayoría de las veces esas comidas se reservan en restaurantes, cuyos precios no están al alcance de todos los miembros de la logia. Para algunos por circunstancias puntuales, y para otros por motivos permanentes.

 
Pues bien, a los "masones pudientes", no les importan absolutamente nada, esos a los que durante las tenidas, llaman retóricamente hermanos, y a los cuales su economía, no les permite asistir a según qué restaurantes. Esos pudientes, no eligen otro restaurante al alcance de todos, no. El que pueda pagarse esa "dinámica de grupos durante el ágape fraternal", estupendo; el que no lo pueda hacer, adiós y hasta dentro de 15 días.

 
La siguiente fografía es la de un martillo de madera (que los masones llaman "mallete") y que es el instrumento que utilizan para la "dinámica de grupos". Cuando al presidente de la logia (venerable, según ellos)  no le apetece que algún miembro continúe con su exposición, por que no es del agrado de dicho presidente, simplemente golpea la plataforma en la que se apoya el martillo, y  da por zanjada la tan cacareada "dinámica de grupos".



Y para finalizar, como siempre, algunas "perlas masónicas".

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Rosa angelical y esotérica, la masonería crea un espacio preservado de la furia de los vientos, atanor hermético, en el que la Extrema Gloria de los Misterios del Templo, cobra vida en la intimidad del corazón de cada hermano, como un milagro que le estaba siempre específicamente destinado, pero al que sólo puede acceder a través de una escala de grados en los que debe aprender a medir y a contar con el buen uso de la escuadra y el compás.
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Ofrecer un terreno para trabajar que, al profundizarlo, surja de él una fuente inagotable de verdades eternas.
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Proveer un medio a través del cual, pueda el masón identificarse con toda forma de expresión divina.
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Hacer que la logia masónica sea el símbolo de una realidad interna, que sea la representación de una actividad invisible, que sea el símbolo de algo que puede ser conocido pero para lo cual, se debe realizar la debida búsqueda y tener la debida preparación.
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Proveer una fuente de verdad y de vida, que como una semilla, lleve dentro de sí una vida interminable de simiente y más simiente, que al sembrarse en la oscuridad de la mente y en el interior del ser -como en la tierra- de frutos cada vez más abundantes de luz y de vida.
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Decía Thomas Paine: "argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica, es como dar medicinas a un hombre muerto".
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Me autodenomino LIBREPENSADOR, ya que sigo el pensamiento de JOHN STUART MILL, cuando en su libro SOBRE LA LIBERTAD (1859)dice: SI TODA LA ESPECIE HUMANA NO TUVIERA MÁS QUE UNA OPINIÓN, Y SOLO UNA PERSONA TUVIERA LA OPINIÓN CONTRARIA, NO SERÍA MÁS JUSTO EL IMPONER SILENCIO A ESTA SOLA PERSONA, QUE SI ESTA SOLA PERSONA TRATARA DE IMPONÉRSELO A TODA LA HUMANIDAD, SUPONIENDO QUE ESTO FUERA POSIBLE.