Esta fotografía la tomé en el campo nazi de exterminio en Auswitch, y en mi opinión, ilustra lo que ocurre cuando alguien se empeña- por la fuerza-, en hacer desaparecer aquello que no le gusta, o que no conviene a sus intereses.
Según Quentin Skinner, "la libertad no es la ausencia de coerción, sino la
ausencia de dependencia".
La reflexión que esta cita desencadena en mí, me encamina mentalmente -sin pretenderlo- a lo que realmente ocurre en el interior de las logias, donde el adjetivo UNITIVO es sólo un eufemismo, con el que promueven y consiguen en muchos casos, pensamiento idénticos al de ellos; pues, es el único en el que se sienten cómodos y seguros, es decir, el pensamiento que conduce inevitablemente a su metafísica, con la que no es posible razonar: se cree y punto.
Por sí sola, la enunciación del principio masónico UNITIVO..., ya nos evidencia el rechazo de la masonería a la diversidad.
Como la historia nos demuestra, en cualquier tiempo y lugar, ése patrón de conducta es en el que impera la intolerancia, el dogmatismo, la prepotencia y la falta de respeto, que finalmente confluyen en la sumisión al gurú o al líder de turno. Esa es la filosofía que impregna la doctrina masónica, y que puede "palparse" en sus logias.
De ahí que la teoría de Darwin según la cual, la variación y la diversidad entre los individuos de un grupo, proporciona la base para la competencia, que a su vez genera el progreso y posterior desarrollo de ese grupo, no tenga cabida en la ética masónica, pues su organización estamental rechaza cualquier variación, por mínima que ésta sea.
Ese intencionado inmovilismo es el que les ha conducido inexorablemente a su trasnochada situación actual, en la que ya no tiene vigencia la masonería. Por ello, puede decirse que conscientemente transitan por la senda en la que realmente se sienten cómodos, ese camino es el de: Tradición, Autoridad y Revelación. Que como la experiencia y la historia del ser humano nos dice, son: Tres malas razones para creer en cualquier cosa.
Y aún respetando la licitud de esa postura masónica, sería necesario decir, que como sabemos, las creencias y la fe nos remiten a cuestiones que escapan al dominio de la razón, que constituye la capacidad de pensar. Es decir, la creencia y la fe masónica, entran de lleno en el ámbito de los sentimientos, por tanto, sin la intervención de la racionalidad. Este es el matiz que ocultan cuando proclaman su "método masónico".
Por ello, la ausencia de los valores a los que antes me he referido, convierten a los grados masónicos inferiores (Aprendiz y Compañero respecto al Maestro. Al Maestro masón respecto al Maestro Secreto. A éste respecto al grado 18º, etc. etc.) en simples marionetas.
Es decir, la masoneria se gobierna a si misma mediante el sistema de democracia orgánica, reinventado e instaurado en nuestro pais por el dictador, de triste recuerdo en la vida de nuestro pais.
De ahi mi choque frontal con la logia y en definitiva con la masoneria, ya que en mi opinión, la personalidad individual de cada ser humano, entraña un valor que no debe sacrificarse a las exigencias espúreas de ningún grupo, especialmente cuando descubres que sus presupuestos y proyecto de vida carecen de sentido, pues, se mueven en la esfera de lo metafísico y esotérico.
Esa estrategia de laminar las discrepancias, quizás se deba a que saben que en la uniformidad de creencias "reina la paz de los cementerios".
¡Dado que en su famoso lema figura la "libertad", deberían entender que los hombres tienen la libertad de equivocarse; si equivocarse es no desear comulgar con sus ruedas de molino!.
Por todo ello, cuando detectan que no les es posible influir en el pensamiento de algunos de aquellos, que ellos denominan aprendices y compañeros masones, es el momento en el que comienzan a conjugar el verbo SER.
Es decir, comienzan a definir a esas personas, a las cuales creen que conocen, adjudicándoles etiquetas equívocas, mediante predicados que ellos consideran que les caracterizan, aún cuando sólo las traten cada quince días y sólo durante el tiempo que dura un saludo y el intercambio de algunas frases de cortesía, así como en el transcurso de una comida -en algunas ocasiones-.
Olvidan deliberadamente que la conducta humana es impredictible y, que los factores causales que actúan sobre ella, son infinitamente complejos. Factores que el masonismo adjetiva en su totalidad -su metafísica lo admite-, a diferencia de la ciencia, que los trata separadamente.
Ese proceder viene propiciado por la ética masónica, que separa radicalmente los grados de su organización estamental, "confiriéndole" al grado de maestro, al parecer en el momento de su nombramiento como tal, la capacidad de adquirir en ése instante la "ciencia infusa" que permite conocer la idiosincrasia y la condición humana de los Otros.
Podría pensarse, que esa "ciencia infusa" cuenta entre sus disciplinas a la psicología, la antropología y la sociología, a cuyos conocimientos totales accede el maestro masón, por algún tipo de "gracia" con sólo colocarse el mandil. Ese es el bagaje con el que se permiten definir a quienes no conocen y rechazan el "si bwana".
Y esa es la mejor evidencia de que el masonismo hunde sus raíces en presupuestos anacrónicos, pues, no tienen en consideración la importancia del devenir del tiempo y con él, los cambios que experimenta la sociedad, en la que -desde luego- han aparecido otras organizaciones y disciplinas, que superan a la masonería en todos sus postulados y fines.
Es una obviedad que nuestra sociedad es el resultado de las acciones humanas; por ello y dado que la masonería actual no realiza ningún tipo de acción para influir o modificar ésta sociedad, es la mejor evidencia que me permite calificarla como un anacronismo.
Ese anacronismo sería lícito y respetable, siempre y cuando en su mensaje así lo explicitaran y, quizás no tan respetable cuando retóricamente lo camuflan, a sabiendas de que el pensamiento o filosofía masónica actual, no es compatible con nuestro tiempo.
En sus soflamas, repiten machaconamente que en las tenidas está prohibido hablar de política o religión; sin embargo, en el día a día su transversalidad es ingobernable. De ahí que las deserciones y escisiones que he conocido, hayan sido en todos los casos, motivadas por ésas teóricamente intocables cuestiones.
Es un hecho constatado que algunos de los que abandonan las logias, en muchos casos suelen reunirse de nuevo, según afinidades ideológicas o de creencias.
Esa realidad invalida su principio de UNITIVO..., y evidencia que ése principio es sólo retórico y, según mi experiencia masónica, no ha tenido nunca éxito, pues, las diferencias políticas o religiosas, permanecen soterradas en el interior de cada uno de los seres humanos que se acercan a la masonería, hasta que inevitablemente la condición humana, por uno ú otro motivo, las hace estallar; en cuyo momento, desaparece como por ensalmo la tan cacareada fraternidad masónica, y se producen agrias disputas originadas por las diferentes cosmovisiones y las distintas sensibilidades.
La siguiente fotografía ilustra cómo la masonería pretende su UNITIVO DE POSICIONES IDEOLOGICAS, etc. etc.: Que todos piensen como los "gurús" de cada logia indiquen, transitando el camino que ellos les marquen.
A pesar de ello, los nuevos grupos siguen manteniendo el principio retórico de UNITIVO..., por cuyo razón, antes o después se reproducen los conflictos, que llevan de nuevo a otra escisión y a la creación de otra nueva logia. (Entre los masones circula un chiste que dice: Tres masones cuatro obediencias).
En mi opinión, una vez que se han agrupado por afinidades, deberían explicitar éstas, para que aquellos que pretendan ingresar en la masonería, conozcan la idiosincrasia de cada logia y, con esa información previa puedan decidir a qué tipo de logia afiliarse: atea, creyente, de izquierda, de derecha, con proyección pública, intimista, racionalista o esotérica, o alguna otra que se me escapa.
Obviamente, mientras se incuban todas esas divergencias -que suelen desembocar en peleas dialécticas- no se dedican a ningún otro asunto, y dado que sólo se reunen cada quince días, su capacidad operativa para articular cualquier acción que justifique sus postulados, es nula.
Y ahora, unas "perlas masónicas", extraídas de escritos y libros cuyos autores son masones.
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La masonería, como se ha dicho, es una escuela de ejercitación en el trabajo grupal. El trabajo que se realiza en ella, implica la sumisión de toda actitud personalista en bien de la Orden.
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El masón debe aprender a trabajar con unidad de pensamiento, de sentimiento, de ideales y de objetivo, atento a que éste consiste en revelar la cualidad divina en forma grupal.
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No hay iniciación a nivel personal, sino desarrollo de un esquema prefijado a partir de la aceptación de determinadas verdades que han de constituir las únicas herramientas de trabajo. Las alegorías religiosas representan, esencialmente, el acatamiento previo de conceptos sacralizados.
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El ritual masónico es un magnifico instrumento de coordinación. Establece un ritmo y una uniformidad en la tenida que, como el de una pieza musical, tiende a llevar a los participantes a un pensamiento rítmico, orientado al fin específico de estimular la vida grupal.
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Decía Thomas Paine: "argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica, es como dar medicinas a un hombre muerto".
La siguiente fotografía ilustra cómo la masonería pretende su UNITIVO DE POSICIONES IDEOLOGICAS, etc. etc.: Que todos piensen como los "gurús" de cada logia indiquen, transitando el camino que ellos les marquen.